sábado, 16 de marzo de 2013

EL CROISSANT Croissant en francés quiere decir creciente, en el sentido de "cuarto creciente lunar" y se refiere a la forma del bollito. La costumbre de elaborar pastelitos con forma de medialuna curva remonta a una tradición árabe milenaria, que perdura hoy en día y es también un emblema recurrente desde el Magreb hasta Turquía y Pakistán, el antiguo Imperio otomano. El origen del croissant provendría de una adaptación vienesa de ese símbolo, pero los acontecimientos que dieron lugar al nacimiento del croissant tienen que ver más con la leyenda que con una realidad histórica comprobada. La leyenda más divulgada cuenta que el Croissant nace con motivo de un acto festivo, al salvarse Viena del sitio otomano a finales del siglo XVII. En 1683, los soldados otomanos al mando del gran visir Kara Mustafá, después de conquistar la mayoría de las regiones a orillas del Danubio, sitian Viena, que después de Constantinopla habría sido la primera conquista importante en Europa. Después de varios intentos de asalto poco exitosos, los turcos decidieron atacar Viena por sorpresa con una nueva estrategia. Pensaron en socavar el terreno y así evitar las murallas pero actuando sólo de noche. Los panaderos, que trabajaban a esas horas, se dieron cuenta de la amenaza por los continuos ruidos y dieron la alarma de tal manera que al final fueron los defensores los que tomaron por sorpresa a las tropas musulmanas obligándoles a retroceder. Se dice que el emperador decidió condecorar a los panaderos vieneses por la valiosa ayuda ofrecida. Estos, como agradecimiento, elaboraron dos panes: uno con el nombre de "emperador" y otro Halbmond, en alemán: "media luna", antepasado del actual croissant, como mofa a la media luna de la bandera otomana. Su introducción en Francia data de 1838 o 1839, cuando un oficial austriaco, August Zang, abrió una panadería vienesa en París en el nº 92 de la calle de Richelieu en París. Los franceses lo harían tradicional en su país, y es un alimento típico del desayuno francés. El próximo lunes, con o sin croissants, nos vemos a las 6h15 ante la chimenea de San Cristóbal. Hasta entonces, ¡mantened la ilusión!

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